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martes, 18 de enero de 2011

Sonia Luna

Sus enseñanzas se caracterizan por tener una revelación muy aguda de la Palabra y por la forma genuina y amena de compartirla.

Recibió al Señor a los 17 años en un retiro cristiano, desde entonces ha permanecido en sus caminos, sirviéndole incansablemente. Inició en el ministerio de la alabanza y perteneció al grupo de servidores de la iglesia. Luego apoyó en la escuela dominical y después se hizo cargo del cuidado de los niños. Finalmente fundó Igle-Kids, institución dedicada a la atención y enseñanza de los niños de la iglesia.

El mismo año de su conversión se graduó de Secretaria Ejecutiva Bilingüe en un prestigioso colegio guatemalteco. Luego, estudió en el instituto internacional para ministro “Cosecha al Mundo” y obtuvo el título de Reverendo. Desde los 19 años es esposa del predicador y apóstol Carlos Luna, conocido familiarmente como “Cash”. Juntos pastorean la dinámica y creciente iglesia Casa de Dios, ubicada en las afueras de la ciudad de Guatemala.

Hija de un piloto aviador y una maestra de educación primaria, creció en un hogar de cinco hermanos. Desde niña oró a Dios por un esposo que compartiera con ella su vocación de servir en el ministerio, y encontrar a Cash fue la respuesta a sus oraciones. Desde entonces, en su noviazgo y luego en su matrimonio, sirvieron como coordinadores de jóvenes. Ahora son una familia comprometida que sirve y comparte la Palabra de Dios.

Cuando el Señor les llamó, ambos obedecieron de inmediato y bajo la unción del Espíritu Santo iniciaron la iglesia Casa de Dios con un pequeño grupo de tres familias en la sala de uno de los hogares. Desde el inicio apoyó activa e incondicionalmente a su esposo en el ministerio, incluso renunció a una vida profesional y empresarial exitosa para dedicarse a pastorear. Ambos son reconocidos como apóstoles al Cuerpo de Cristo. Como pastores de la congregación comparten un lugar de honor y dignidad dentro de la iglesia.

El único deseo de su corazón ha sido servir al Señor en agradecimiento por el perdón de los pecados y la fortaleza que tanto le ha ayudado. Está convencida de que todo lo que la iglesia y el ministerio internacional son ahora ha venido por añadidura, además, sabe que Dios ha bendecido su vida, le ha honrado como mujer y madre regalándole un esposo cariñoso, atento, proveedor, paciente y al mismo tiempo muy exigente que busca la excelencia en todo lo que emprende.

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