Jacob o Ya'akov

domingo, 24 de enero de 2010

Jacob o Ya'akov, en hebreo יַעֲקֹב "sostenido por el talón" o en árabe يعقوب Yaʿqūb, conocido después como Israel hebreo יִשְׂרָאֵל "el que pelea con Dios", árabe اسرائيل Isrāʾīl) es uno de los patriarcas en la Biblia. Su historia es contada en el libro del Génesis.

Yavé continuamente declaró su amor por Jacob (Malaquías: "... yo amé a Jacob, y odié a Esaú...").

Cuenta el relato que Jacob compró la primogenitura de su hermano Esaú por un plato de lentejas, y a su esposa, Raquel, la compró de su tío Labán a cambio de catorce años de trabajo. (Después de los siete primeros Labán lo engañó, entregándole a su hija Lea. Siete años más tarde le entregaría recién a Raquel).

Dios renombró a Jacob como Israel después que este luchó contra un ángel (Génesis 32:23-30), y llegaría a ser el padre de los israelitas.

Jacob probablemente nació en Lahai-roi, unos veinte años después del matrimonio entre Isaac y Rebeca, cuando para ese tiempo su padre tenía sesenta años de edad (Génesis 25:26), y su abuelo Abraham ciento sesenta años. Al igual que su padre, Jacob era de disposición tranquila, porque, según el relato, el era un ish tam, traducido como sencillo o puro, en el sentido de la perfecta sencillez. También dice que yacía en la tienda lo cual, interpretado por muchos eruditos bíblicos, es una señal de ser alguien muy estudioso.

Cuenta el relato que Jacob compró la primogenitura de su hermano Esaú por un plato de lentejas, y a su esposa, Raquel, la compró de su tío Labán a cambio de catorce años de trabajo. (Después de los siete primeros Labán lo engañó, entregándole a su hija Lea. Siete años más tarde le entregaría recién a Raquel).

Dios renombró a Jacob como Israel después que este luchó contra un ángel (Génesis 32:23-30), y llegaría a ser el padre de los israelitas.

Jacob probablemente nació en Lahai-roi, unos veinte años después del matrimonio entre Isaac y Rebeca, cuando para ese tiempo su padre tenía sesenta años de edad (Génesis 25:26), y su abuelo Abraham ciento sesenta años. Al igual que su padre, Jacob era de disposición tranquila, porque, según el relato, el era un ish tam, traducido como sencillo o puro, en el sentido de la perfecta sencillez. También dice que yacía en la tienda lo cual, interpretado por muchos eruditos bíblicos, es una señal de ser alguien muy estudioso.

Era el segundo nacido de los hijos mellizos de Isaac y Rebeca. Durante el embarazo, los niños "luchaban" dentro de ella (Génesis 25:22). Cuando Rebeca le consultó a Dios el porqué de la lucha, recibió el mensaje de parte de Él, que dos naciones, muy distintas entre ellas, estaban formándose en su vientre, y que el mayor serviría al menor. Rebeca siempre recordó estas palabras. De hecho, ella siempre favoreció a Jacob. Entretanto, su padre, Isaac, siempre favoreció a Esaú, el otro hijo mellizo, quien era un hombre de campo, y un gran cazador.


Historias bíblicas
---------------------------------------------------------------------------
Bendición del primogénito

La Biblia dice que cuando los muchachos estaban creciendo, Esaú, el cazador, un día vino hambriento, y le pidió a su hermano Jacob el plato de lentejas que estaba comiendo. Jacob, por consejo de su madre, le pidió que le vendiera la primogenitura como hijo mayor, a cambio del alimento. Esaú, viendo que este derecho era inservible para él si llegaba a morir, accedió, y así, en palabras bíblicas "despreció su primogenitura".

Este derecho no sólo incluía el tradicional rito bíblico de los primogénitos, el cual garantizaba un rango superior en la familia (Génesis 49:3), sino también, una doble porción de la herencia paternal (Deuteronomio 21:17).

Cuando Isaac envejeció, y había perdido bastante su vista al punto de quedar casi ciego, envió a Esaú a los campos, diciéndole que cazara algo para una última comida antes de recibir su bendición. Rebeca escuchó, y le dijo a Jacob que degollara dos cabritos, y se los trajera a su padre, para que recibiera de él la bendición de su hermano. Jacob objetó que su padre, aunque estaba casi ciego, podría notar la sustitución sólo con tocarlo, ya que Esaú era bastante velludo, y él era lampiño. Rebeca le dijo que no se preocupara, y le colocó a modo de fundas las pieles de los cabritos sobre cuello y manos.

Jacob, así vestido, fue a la presencia de su padre clamando ser su hermano, entonces Isaac, sospechando de su voz, pidió que se acercara para palparlo. Una vez que se "aseguró" que era "Esaú", le dio la bendición. Tan pronto como Jacob recibió dicha bendición y se marchó, Esaú llegó, cayendo en gran cólera por lo que había ocurrido. Isaac, quien ya se había dado cuenta del error, le dijo que lo único que podía darle era una bendición menor. Esaú, en cambio, juró que iba a matar a su hermano, una vez que su padre muriese.

Labán y Raquel
Rebeca, su madre, dándose cuenta de antemano de las intenciones asesinas de Esaú, le llamó y lo hizo huir, enviándolo donde su hermano, Labán, hasta que la furia de Esaú disminuyera. También, le aconsejó que buscara una esposa mientras viviera allí.

En el camino a Harán, experimentó una extraña visión, en la que sostenía una escalera que llegaba hasta el cielo, una visión que es comúnmente referida en las Escrituras como La Escalera de Jacob. Desde la cima de la escalera, escuchó la voz de Dios, que repetía muchas bendiciones hacia Jacob. Continuando su camino, llegó a Harán. Paró allí, y encontró a la hija más joven de su tío Laban, su prima Raquel. Después de que Jacob había vivido un mes con sus familiares, Laban le ofreció paga por la ayuda que le había dado. Jacob indicó que le serviría por siete años a cambio de la mano de Raquel en matrimonio, a lo cual Laban accedió.

Estos siete años le parecieron a Jacob "unos pocos días, por el amor que le tenía a ella". Pero una vez que se completó el tiempo establecido, Laban le dio a su hija mayor, Lea, en su lugar. En la mañana, cuando Jacob descubrió el cambio, se quejó, a lo que Laban dijo que en su país era inaceptable dar en matrimonio a la hija menor antes que la hija mayor. Entonces ofreció a Jacob darle a Raquel también, aunque sólo si permanecía con Lea. Él cumplió con la luna de miel y trabajó otros siete años.

Una vez que se casó con ambas, "Jacob amó a Raquel y despreció a Lea". Dios, viendo esto, hizo que Lea procreara muchos hijos. Ella le dio a luz a Rubén, Simeón, Leví, y a Judá antes de partir al desierto. Raquel, viendo que era incapaz de procrear un hijo, se puso celosa de su hermana, entonces pidió a Jacob que tuviera hijos con su criada, Bilha, para que ella pudiera tener un hijo a través de ella. Jacob hizo así, y Bilha le dio a luz a Dan y Neftalí. Así, Lea también entró en celos, y le pidió a Jacob que tuviera hijos también con su criada, Zilpa. Ella a su vez, le dio a Gad y Aser. Entonces, Lea volvió a ser fértil nuevamente, y le dio a luz a Isacar y Zabulóny Dina. Entonces Dios se acordó de Raquel y al fin, le dio un hijo, al que llamó José.

Para el tiempo en que nació José, Jacob deseaba volver a casa, pero Laban notó que Dios le había bendecido en gran manera mientras Jacob estuvo allí, por lo que le rogó que se quedara. Laban ofreció pagarle, entonces Jacob mencionó, como posible pago, parte del hato de ganado de Laban, el cual había aumentado grandemente. Laban accedió, e inmediatamente le dio todas las reses que Jacob había solicitado.

Conforme el tiempo pasaba, los hijos de Laban se dieron cuenta de que Jacob tomaba la mejor parte de sus rebaños, además de que la actitud amistosa de Laban hacia Jacob había cambiado. Entonces, Dios le advirtió a Jacob salir del pueblo, y después de una rápida consulta a sus esposas, el partió sin dar aviso a Laban. Antes de partir, Raquel robó los íconos de la casa de su padre.

Laban en gran ira, persiguió a Jacob durante siete días, pero la noche antes de que lo lograra alcanzar, Dios le habló en sueños y le dijo: "Debes tener cuidado de no hablar mal a Jacob" (Génesis 31:24).

El día que se encontraron, en el monte Gilead, Laban acusó a Jacob de escabullirse con sus hijas, como si fueran cautivos, y le cuestionó por qué no le había avisado de su partida con anticipación. Le menciono a Jacob que pudo herirlo, pero el mensaje de Dios la noche anterior lo detuvo de hacer esto. Finalmente preguntó por qué los íconos habían sido robados.

Jacob no sabía que Raquel había robado los iconos. Por tanto, le dijo a Laban que quienquiera que los haya robado debe ser muerto, a lo cual le solicitó permitirle buscar. Laban lo hizo así, mas cuando buscó en la tienda de Raquel, ella los escondió sentándose sobre ellos. Una vez que terminó su búsqueda, y vino sin nada, Jacob, molesto, lo reprendió por haberlos perseguido e insistir en revisar sus cosas, recordándole todo el tiempo que habían perdido mientras revisaban las tiendas. Ambos hicieron la paz, y Laban regresó a casa, y Jacob siguió su camino.

De regreso a la Tierra Prometida
-----------------------------------------------------------------------------------
"Y Jacob siguió su camino, y los Ángeles de Dios lo encontraron", quizás para felicitarlo por el 20 aniversario de la victoria del bien sobre el mal, debido a su fe en el Dios de Abraham. Debido a este encuentro Jacob llamó al lugar Majanaim, del hebreo מחניים, "el doble campo". Aquí, previamente él había visto a los ángeles, de los cuales había soñado verlos "subiendo y bajando en la escalera cuyo inicio alcanza los cielos" (Génesis 28:12).

Tan pronto se acercó a la Tierra Prometida, Jacob envió un mensaje a su hermano, Esaú. Sus sirvientes volvieron con la noticia de que Esaú estaba aproximándose, a encontrarse con Jacob con un ejército de 400 hombres. En gran agonía, Jacob se preparó para lo peor. Sintió que ahora debía encomendarse a Dios, a quien oró. Entonces, Jacob envió un magnífico presente a Esaú, "un regalo a mi señor Esaú, de tu sirviente Jacob".

Jacob entonces llevó a su familia y sus rebaños a través de la montaña, y cruzó en dirección a Esaú, pasando la noche a solas con Dios. Así, mientras estaba en oración, un hombre misterioso se le apareció a Jacob y luchó con él hasta el amanecer, cuando el hombre pidió ser liberado. Jacob se negó, hasta tanto el hombre no lo bendijera. El hombre, después de preguntar por su nombre, lo bendijo, y le cambió su nombre por el de Israel (ישראל, del hebreo "uno que ha luchado con Dios"). Entonces, Jacob le preguntó al hombre por su nombre, pero él se negó a contestar. Después de esto, Jacob llamó al lugar Penei-Él (פני-אל, en hebreo "la cara de Dios", diciendo: "He visto a Dios cara a cara, y he sobrevivido" (Génesis 32:30).

Después de la noche de lucha con el ángel, Jacob ve que Esaú se aproxima. Entonces sienta a sus esposas e hijos en orden, con su amada Raquel y su hijo José detrás de él (Génesis 33:3).

Esaú vino y lo encontró, pero su espíritu de venganza había sido apaciguado por el gran poder y riqueza que él había alcanzado. Aun así, Jacob se negó a viajar con Esaú o permitir que cualquier hombre de Esaú le acompañase. Entonces, Esaú siguió con toda su familia y pertenencias lejos hacia el sur de la Tierra Prometida. Jacob se estableció en Sucot por un tiempo. Mientras viajaba posteriormente a Efrata, camino de Belén, Raquel murió dando a luz a su segundo hijo, Benjamín, seis años después del nacimiento de José (Génesis 35:16-20).


Pérdida y reencuentro con José
------------------------------------------------------------------------------------
Isaac murió a la edad de 180 años, 44 después de que bendijera a Jacob y lo enviara a Harán a buscar esposa. En este tiempo también, José, quien contaba con 30 años, había sido liberado de prisión en Egipto y había sido nombrado Gobernador de esas tierras, sólo por debajo del Faraón.

Tiempo antes de esto, Jacob había sido profundamente "herido en su alma" con la desaparición de su hijo amado, José, quien había sido vendido a unos mercaderes por sus hermanos a causa de los celos que le guardaban (Génesis 37:33). El resto del Génesis sigue la historia del hambre y de las idas sucesivas hacia Egipto para comprar grano (Génesis 42), que llevó al descubrimiento del José perdido.

El patriarca fue a Egipto con toda su casa a pedido de su hijo José. Las escrituras dicen que Jacob llegó a residir en la tierra de Gosen, con su familia que sumaban “setenta almas” (Éxodo 1:5); (Deuteronomio 10:22).

Llegando al fin de su vida, convocó a sus hijos al lado de su lecho y los bendijo. Junto con sus últimas palabras repitió la historia de la muerte de Raquel, aunque habían pasado ya 51 años desde su deceso, "como si hubiera sucedido ayer". Entonces, "él hizo un último pedido a sus hijos, recogió sus pies en el lecho, y expiró su alma" (Génesis 49:33), a la edad de 147 años (Génesis 47:28).

El cuerpo de Jacob fue embalsamado y llevado a la tierra de Canaán, donde fue enterrado con su esposa Lea, en la Cueva de Macpelá, de acuerdo a su solicitud antes de morir


Los hijos de Jacob
-----------------------------------------------------------------------------------
Jacob tuvo doce hijos. De su primera esposa Lea tuvo a Rubén, Simeón, Leví, Judá, Isacar y Zabulón. También tuvo a su única hija Dina.

De Bilha, sierva de Raquel, tuvo a Dan y Neftalí.

De Zilpa, sierva de Lea, tuvo a Gad y Aser.

Por último, de su esposa favorita, Raquel, tuvo a José y Benjamín.

Estos comprendían las doce Tribus de Israel. Sin embargo, con Leví y José el asunto fue más complicado. Los descendientes de Leví, llamados levitas, fueron sacerdotes, y por lo tanto, no tenían tierras. Con el fin de hacer que el número de tribus fueran doce, ya que no se mencionaba a Leví, y no existía Tribu de José, se nombraron a los hijos de este último, que tuvo en Egipto con Asenat, como sustitutos: Efraím y Manasés.


Leer completo...

BIOGRAFIA DE ABRAHAN

La historia de Abraham se encuentra en el primer libro de la Biblia, el Libro del Génesis. Con Abraham fundó Dios en el mundo la verdadera religión.

Vivía en la ciudad de Hur, cerca de los ríos Tigris y Eufrates, cuando Dios le pidió el sacrificio de alejarse de su tierra, que era muy fértil, y de su hermosa ciudad e irse a un país desconocido y desértico, lejos de familiares y amigos. Abraham aceptó este sacrificio, y Dios en pago le prometió que sus descendientes poseerían por siempre aquel país.

Abraham deseaba tener un hijo que prolongara su familia, y Dios permitió que su esposa fuera estéril y que a la edad de 90 años Abraham todavía no lograra tener el hijo que tanto deseaba. Sin embargo Nuestro Señor le prometió que su descendencia sería tan numerosa como las arenas del mar y Abraham creyó a esta promesa de Dios, y esta fe le fue apreciada y recompensada.

Dios se le aparece en forma de viajero peregrino (acompañado de dos ángeles disfrazados también) y Abraham los atiende maravillosamente bien. Dios le promete que dentro de un año tendrá un hijo. Sara la esposa, que está oyendo detrás de una cortina, se ríe de esta promesa, porque le parece imposible ya que ellos dos son muy viejos. Dios manda que al niño le pongan por nombre "Isaac", que significa "el hijo de la sonrisa". Y cuando el jovencito tiene 12 años, Dios pide a Abraham que vaya a un monte y le ofrezca el hijo en sacrificio. Abraham acepta esto que le cuesta muchísimo y cuando ya va a matar a Isaac, un ángel le detiene la mano y oye una voz del cielo que le dice: "He visto cuán grande es tu generosidad. Ahora te prometo que tu descendencia nunca se acabará en el mundo". Y luego ve un venado enredado entre unas matas de espinas y lo ofrece en sacrificio a Dios.

Los enemigos atacaron a la ciudad donde vivía Lot, el sobrino de Abraham, llevándose a todos prisioneros. Entonces el patriarca reunió a sus obreros (318) y atacó por sorpresa a los enemigos y libertó a todos los cautivos. En acción de gracias llevó a Melquisedec, sacerdote de Jerusalén, la décima parte de todo lo que había conseguido. Desde entonces quedó la costumbre de dar para Dios y para los pobres el diezmo, o sea la décima parte de lo que cada uno gana.

Nuestro Señor le comunicó a su amigo Abraham que iba a destruir a Sodoma por que en esa ciudad se cometían pecados de homosexualidad. Abraham le rogó a Dios que no la destruyera si había allí siquiera diez personas buenas. Pero como no las había, cayó una lluvia de fuego y los mató a todos. Solo se salvó Lot, por ser el sobrino de Abraham. Pero la mujer de Lot desobedeció la orden de los ángeles y al salir de la ciudad se puso a mirar hacia atrás y quedó convertida en estatua de sal.

Abraham fue padre de Isaac, del cual nacieron Esaú y Jacob. Los hijos de Jacob se llaman los doce Patriarcas, de los cuales se formó el pueblo de Israel. Dios le cambió el nombre de Abrán, que significa "padre", por el nombre de "Abraham", que significa: padre de muchos pueblos.

La S. Biblia alaba a Abraham porque creyó contra toda esperanza y porque nunca dudó de que Dios sí cumple lo que promete, aunque parezca imposible.
Leer completo...

Abraham

(Del hebreo Abra-ham padre de una multitud; pero pronunciado ABRAM, quiere decir padre excelso):

Patriarca hebreo, hijo de Terah, descendiente de Sem, considerado como padre de los judíos y árabes y depositario de las promesas divinas en favor del pueblo escogido.

Nació en Ur, Caldea, unos 2266 anos antes de J.C.: después de haberse establecido en Haran con su esposa Sara, se trasladó a Siquem, a donde le mandó ir Dios, prometiéndole que sería padre de un gran pueblo. La época de este viaje es llamada por los cronólogos la vocación de Abraham. El hambre le obligó a marchar a Egipto, donde Dios se le apareció, e hizo alianza con él, mandándole que en señal de ella se circuncidase con toda su familia. Tuvo un hijo, llamado Ismael, de su esclava Agar; y su esposa Sara, que había sido estéril hasta los 92 años, le dio otro a quien puso por nombre Isaac.

Queriendo Dios probar su fe, le mandó sacrificar a este hijo; pero un ángel le detuvo el brazo en el momento en que iba a herirle y presentó un cordero blanco en lugar de la víctima que iba a inmolar. Después de la muerte de Sara; a los 127 años de edad, Abraham se casó con Keturah, de la cual tuvo otros seis hijos, y murió de edad de 175 años.

Los árabes, lo mismo que los judíos, ven en el patriarca Abraham al fundador de su raza.

De Ismael, hijo, como se ha dicho, de la sierva Agar cuyas interesantes y conmovedoras aventuras en el desierto refieren los libros del antiguo Testamento, arranca el origen y el nombre mismo de las naciones ismaelitas.

Uno y otro pueblo llevan el sello de su común origen, que es la ceremonia de la circuncisión. Si las iglesias griega y romana han colocado el nombre de Abraham entre sus más veneradas tradiciones, el Corán habla de este patriarca también con gran consideración y profundo respeto.

Varios escritores mahometanos sostienen que Abraham había hecho el viaje a la Meca en una de sus peregrinaciones, y aún afirman que él mismo había comenzado la construcción de una mezquita o lugar sagrado en esta ciudad para ellos santa.

En la historia de Abraham, como acontece de ordinario en los hechos que la tradición y la poesía toman por suyos para embellecerlos o sublimarlos, la ficción se halla mezclada y confundida con la realidad y es muy difícil en algunas ocasiones discernir con exactitud dónde termina lo acaecido y dónde comienza lo imaginado por la fantasía. Las narraciones de los rabinos han presentado esta historia más maravillosa todavía.

El historiador Flavio Josepho dio ejemplo de ello que ha producido después sus naturales frutos. Pretendió hacer del patriarca Abraham un sabio tan prodigioso, que nacido y educado en medio de idólatras, llegó por la reflexión y la contemplación de las maravillas de la naturaleza a la idea de la existencia de un solo Dios, único ser creador digno de nuestra adoración.

Por otra parte los teólogos protestantes aseguran y han sostenido siempre que el principio monoteísta en el pueblo judío no se remonta más allá de Moisés, de cuyas legislaciones, religiosa, política y civil arranca el reconocimiento de un solo y único Dios.

Algunos rabinos modernos han pretendido atribuir a Abraham el libro Jézira, o de la creación; pero otros, a nuestro juicio con más fundamento, han revindicado la paternidad de su libro para el famoso Akiba.

Leer completo...