Malaquías fue un profeta judío cuyas revelaciones constituyen el Libro de Malaquías, común al Antiguo Testamento de la Biblia cristiana y a la Tanaj hebrea.
Malaquías (מַלְאָכִי, Malʾaḫi, Mál'akhî) "mi mensajero", es el último de los 3 profetas del exilio, casi 100 años después de Ageo y Zacarías, en el 450 a. C. Es el autor del libro de Malaquías , último del Antiguo Testamento según el orden habitual de las Biblias.
Malaquías fue el último de los profetas del Antiguo Testamento. Él vivió la época posterior a la reedificación del templo y a la restauración de la adoración, pero vio al pueblo volviéndose de nuevo a su vieja vida de pecados. Además de reprenderlos por su condición espiritual, predijo también la venida del Mesías.
La fecha exacta de Malaquías no se sabe. Se acepta generalmente que vivió cerca de 100 años después de Hageo y Zacarías, y que participo en las reformas de Esdras y Nehemías. Un remanente había regresado del cautiverio en el 536 a.C. Bajo la dirección de Hageo y Zacarías habían reedificado el templo, 520-516 a.C. Luego 60 años después, 457 a.C., Esdras había venido de Babilonia a Jerusalén para ayudar en reorganizar y reconstruyo el muro. Así, en los días de Malaquías, los judíos habían estado de regreso de Babilonia cerca de 100 años; curados de su idolatría, mediante el cautiverio, pero dados a descuidar la casa de Dios. Los sacerdotes se habían vuelto indiferentes y degenerados. Los sacrificios eran inferiores, se descuidaban los diezmos. El divorcio era común. El pueblo había vuelto a su práctica antigua de matrimonios mixtos con sus vecinos idolatras.
BEI. Los Israelitas no habían querido obedecer a la palabra del Señor; por lo tanto, en el año 586 a.C. fueron llevados al cautiverio. La nación que alguna vez había sido la cabeza, ahora había llegado a ser la cola, tal y como Dios lo había anunciado por medio de Moisés, su profeta. Y tal como lo había anunciado por medio de su profeta Jeremías, el cautiverio de los israelitas duró 70 años.
En el año 538 a.C. el rey Ciro de Persia promulgo un decreto mediante el cual permitía que los israelitas volvieran a Jerusalén y reedificaran su templo. Todo sucedió tal como Dios lo había anunciado en la profecía de Isaías ciento setenta y cinco años antes que naciera Ciro. En el año 516 a.C. Zorobabel concluyo la reedificación del templo, conforme a la promesa de Dios. En el año 445 a.C. el rey persa Artajerjes permitió que Nehemías volviera a Jerusalén y reedificara sus muros, tal y como lo había profetizado Daniel.
Una y otra vez los israelitas pudieron comprobar que Dios siempre cumple sus promesas. En conformidad con lo dicho por Salomón en el libro de Proverbios, el corazón de los reyes esta en las manos de Dios, y Él puede dirigirlos por donde Él desee. ¿Por qué, entonces, pensó el remanente de Israel que, una vez que volvieran de su exilio de 70 años y se establecieran nuevamente en Israel, podrían vivir y adorar como mejor les pareciera? ¿Acaso de habían cansado de esperar el cumplimiento de las profecías que prometían que el Mesías reinaría sobre toda la tierra? ¿Los había abandonado Dios, como lo había hecho con los descendientes de Esaú? ¿Pensaron que Dios dejaría sin castigo a las naciones paganas que los habían atacado? ¿O llegaron a pensar que Dios no los amaba, y que tampoco cumpliría con las promesas de su pacto?
Cualquiera que fuera la razón, lo cierto era que, una vez mas, el remanente se mostraba indiferente en su relación con Dios. Por eso Dios volvió a hablar, esta vez por medio de Malaquías, cuyo nombre significa “mi mensajero”. Eso ocurrió hacia el año 433 a.C.
Malaquías (מַלְאָכִי, Malʾaḫi, Mál'akhî) "mi mensajero", es el último de los 3 profetas del exilio, casi 100 años después de Ageo y Zacarías, en el 450 a. C. Es el autor del libro de Malaquías , último del Antiguo Testamento según el orden habitual de las Biblias.
Malaquías fue el último de los profetas del Antiguo Testamento. Él vivió la época posterior a la reedificación del templo y a la restauración de la adoración, pero vio al pueblo volviéndose de nuevo a su vieja vida de pecados. Además de reprenderlos por su condición espiritual, predijo también la venida del Mesías.
La fecha exacta de Malaquías no se sabe. Se acepta generalmente que vivió cerca de 100 años después de Hageo y Zacarías, y que participo en las reformas de Esdras y Nehemías. Un remanente había regresado del cautiverio en el 536 a.C. Bajo la dirección de Hageo y Zacarías habían reedificado el templo, 520-516 a.C. Luego 60 años después, 457 a.C., Esdras había venido de Babilonia a Jerusalén para ayudar en reorganizar y reconstruyo el muro. Así, en los días de Malaquías, los judíos habían estado de regreso de Babilonia cerca de 100 años; curados de su idolatría, mediante el cautiverio, pero dados a descuidar la casa de Dios. Los sacerdotes se habían vuelto indiferentes y degenerados. Los sacrificios eran inferiores, se descuidaban los diezmos. El divorcio era común. El pueblo había vuelto a su práctica antigua de matrimonios mixtos con sus vecinos idolatras.
BEI. Los Israelitas no habían querido obedecer a la palabra del Señor; por lo tanto, en el año 586 a.C. fueron llevados al cautiverio. La nación que alguna vez había sido la cabeza, ahora había llegado a ser la cola, tal y como Dios lo había anunciado por medio de Moisés, su profeta. Y tal como lo había anunciado por medio de su profeta Jeremías, el cautiverio de los israelitas duró 70 años.
En el año 538 a.C. el rey Ciro de Persia promulgo un decreto mediante el cual permitía que los israelitas volvieran a Jerusalén y reedificaran su templo. Todo sucedió tal como Dios lo había anunciado en la profecía de Isaías ciento setenta y cinco años antes que naciera Ciro. En el año 516 a.C. Zorobabel concluyo la reedificación del templo, conforme a la promesa de Dios. En el año 445 a.C. el rey persa Artajerjes permitió que Nehemías volviera a Jerusalén y reedificara sus muros, tal y como lo había profetizado Daniel.
Una y otra vez los israelitas pudieron comprobar que Dios siempre cumple sus promesas. En conformidad con lo dicho por Salomón en el libro de Proverbios, el corazón de los reyes esta en las manos de Dios, y Él puede dirigirlos por donde Él desee. ¿Por qué, entonces, pensó el remanente de Israel que, una vez que volvieran de su exilio de 70 años y se establecieran nuevamente en Israel, podrían vivir y adorar como mejor les pareciera? ¿Acaso de habían cansado de esperar el cumplimiento de las profecías que prometían que el Mesías reinaría sobre toda la tierra? ¿Los había abandonado Dios, como lo había hecho con los descendientes de Esaú? ¿Pensaron que Dios dejaría sin castigo a las naciones paganas que los habían atacado? ¿O llegaron a pensar que Dios no los amaba, y que tampoco cumpliría con las promesas de su pacto?
Cualquiera que fuera la razón, lo cierto era que, una vez mas, el remanente se mostraba indiferente en su relación con Dios. Por eso Dios volvió a hablar, esta vez por medio de Malaquías, cuyo nombre significa “mi mensajero”. Eso ocurrió hacia el año 433 a.C.
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