PROFETA ISAIAS

lunes, 8 de febrero de 2010

Isaías (profeta)

Isaías יְשַׁעְיָה Yeshayaáh (Yahveh es salvación) fue uno de los profetas de Israel del Siglo VIII a. C., que profetizó durante la crisis causada por la expansión del imperio Asirio. Escribió por lo menos la primera parte del libro de la Biblia que lleva su nombre. Nació probablemente en Jerusalén 770-760 a.c y estaba emparentado con la familia real (parece que fue Primo de Ozías según la tradición talmúdica. Por sus propias declaraciones se sabe que estuvo casado con una profetisa y tuvo dos hijos.


Se le considera uno de los profetas mayores (lo cual depende exclusivamente de lo extenso del libro escrito). Se estima que el ministerio profético de Isaías llegó a durar cerca de medio siglo, desde el año que terminaba Azarías, rey de Judá, posiblemente hasta los tiempos de Manasés. Según los apócrifos Vida de los Profetas (1:1) y Ascensión de Isaías (5:11-14), murió aserrado durante la persecución provocada por el rey Manasés, a lo cual parece referirse Hebreos 11:37.

Isaías fue un firme opositor a la política de alianza de los reyes de Israel con los imperios y llamó a confiar en la alianza con Yahveh. En particular se opuso al protectorado de Asiria que el rey Acaz propició para enfrentarse a los reyes de Damasco e Israel (norte). El rey Ezequías quiso contrarrestar la hegemonía asiria, aliándose con Egipto a lo que también se opuso Isaías, pero cuando las tropas asirias de Senaquerib sitiaron Jerusalén, Isaías apoyó la resistencia y anunció la ayuda de Yahveh y la ciudad se salvó.

Su obra muestra que era un gran poeta, con estilo brillante, precisión, composición armoniosa e imágenes novedosas. Los críticos coinciden en que es el autor de los capítulos 1 a 12, 15 a 24 y 33 a 35 del Libro de Isaías, en tanto que se discute sobre la autoría del resto del libro. Los capítulos 36 a 39 están escritos en tercera persona y posiblemente fueron escritos por sus discípulos.

La segunda parte del Libro de Isaías, capítulos 44 a 55, conocida como Libro de la Consolación de Israel, es muy diferente a la primera y no nombra en ninguna parte a Isaías. El escenario de estos capítulos finales supone que Jerusalén ha sido asolada, el pueblo está cautivo en Babilonia y está actuando Ciro, el Rey persa, cuya gesta causará la liberación de los cautivos. El estilo también es bello, pero es más oratorio y repetitivo.

El contenido registra una mayor elaboración teológica que la primera parte. Es entonces probable que estos capítulos finales sean obra de un autor anónimo al final del Destierro, después del 560 a.C. Isaías 40:22 declara que la tierra es redonda, osea una figura bidimensional (gracias a esto se creyó durante miles de años que la tierra era plana) conocimiento raro en su época, pero que difundió el filósofo griego Anaximandro (610 a. C.-545 a.C) y que probablemente compartieron en el siglo Siglo VI a. C. solo algunos sabios egipcios y babilonios. Como dato curioso, en el rollo de Isaías encontrado entre los Manuscritos del Mar Muerto, las dos partes están cosidas y evidencian así una separación previa.

Los exégetas y estudiosos recalcan sin embargo, que las dos partes del libro de Isaías están unidas por su visión mesiánica:

En los capítulos 6 a 12 se anuncia el nacimiento del Emanuel (Isaías 7:14 Dios con nosotros).

En la segunda parte (Isaias 42:1-7,49:1-9,50:4-9,52:13,53:12) se presentan los Cánticos del Siervo de Jhvh, seguidor perfecto de Dios que con plena fe sufre para expiar los pecados de su pueblo y es glorificado.

Estudiosos han hecho notar el uso repetido de derivados de נצר en ambas partes del libro de Isaías, es una alusión mesiánica: natser, transcrita Nazer, traducida como "retoño", "vástago", "rama o "renuevo"; y en otros contextos como vigilar, guardar, observar, defender, rodear, preservar (del peligro) o esconder (refugiar). Consideran que a ello se refiere Mateo 2:23 cuando dice que habitó en la ciudad que se llama Nazaret, y así se cumplió lo que fue dicho por los profetas, que había de ser llamado Nazareno (נצר, Notsri).

El cristianismo estima que el Libro de Isaías anunció el nacimiento, sacrificio y gloria de Jesús y además, el alcance universal de la salvación por lo que se considera en algúnas ocasiones como el "Príncipe de los Profetas".

La tradición judía asegura que murió aserrado por la mitad cuando ya era muy anciano por no ceder a las amenazas del rey Manases. Dio su vida por cumplir aquella promesa que le hizo a Dios: "Heme aquí, envíame a mí".
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