BIOGRAFIA DE ABEL

martes, 9 de febrero de 2010

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En la Biblia, Abel (que en hebreo significa efímero, también hijo, y en árabe هابيل, Hābīl) es el segundo hijo de Adán y Eva. Fue asesinado por su hermano Caín, quien envidiaba la satisfacción divina con las ofrendas de Abel; de acuerdo al relato, la suya fue la primera muerte de un ser humano.

La historia, relatada Génesis 4:1-16, afirma que Abel era pastor y su hermano mayor se dedicaba a la agricultura. Las ofrendas de frutos de éste no contaron con el agrado de Dios, que sin embargo aceptó las de su hermano menor. La razón del favor divino no se explica; la tradición talmudica hace hincapié en el matiz de generosidad con que Abel ofrece a Dios las más selectas ovejas de su rebaño para destacar que la ofrenda de Caín, nacida de la obligación y no de la generosidad, no era deseable. El anónimo autor de Hebreos 11:4 sostiene que fue la fe de Abel —y la falta de la misma de Caín— lo que ocasionó la diferencia en el trato; Juan el Evangelista (1Juan 3:12) sostiene que Abel era justo, y su hermano pecador, probablemente basándose en Génesis 4:7.

Representación de Caín conduciendo a Abel a la muerte, por James Tissot

De acuerdo a la tradición oral, las ofrendas de Abel fueron consumidas por el fuego enviado por Dios. Caín, no satisfecho del favor de éste, y pese a la advertencia divina de que era la justicia de sus obras lo que decidiría que su ofrenda se aceptase o no, mató a su hermano. Según Jerónimo de Estridón, que recoge una tradición antigua, el lugar de los hechos es la ubicación de la actual Damasco; otros hagiógrafos lo fijan junto a Hebrón, aunque no hay tradiciones locales que avalen ninguna de las dos leyendas.

Por la muerte de Abel, Caín fue expulsado "de la presencia de Yahveh", y marchó a habitar a la tierra de Nod, "al este del Edén". La tradición judía dice que Abel fue enterrado por sus padres, siguiendo las indicaciones de un cuervo enviado por Dios para ese propósito; el Corán, por el contrario, sostiene que fue Caín quien fue instruido por un cuervo para enterrarlo (Sura 5.31). En el capítulo 22 del libro de Enoc, que forma parte del canon de la Iglesia ortodoxa etíope, se hace mención al espíritu de Abel; indicándose que este estaría en el lugar en donde los espíritus de todos los seres humanos esperan el gran juicio en el fin de los tiempos. En aquel lugar Abel realizaría su acusación y denunciaría a su hermano Caín hasta que la semilla de su hermano desaparezca de la faz de la tierra; y se haga justicia.

El Nuevo Testamento menciona con frecuencia a Abel como prototipo de justo. Jesús lo canoniza en Mateo 23:34-35 como el primero de los muertos en nombre de la justicia, y su ejemplo sirve a los apóstoles como analogía y premonición del de Jesús. Los padres de la Iglesia lo cuentan entre los mártires. En el Corán el pacifismo de Abel, que se niega a resistirse a la violencia de Caín, es la virtud que lo salva; es el principal ejemplo de humildad y mansedumbre para los musulmanes.

Las interpretaciones críticas del texto bíblico han visto en la historia una versión estilizada de los conflictos entre pueblos agricultores y los hebreos, fundamentalmente pastoriles; el filólogo Thomas Kelly Cheyne sostiene que se trata de una antigua leyenda israelita, indudablemente anterior a la compilación del Génesis, aprovechada por el yavista por su valor moral. Se ha notado también la similitud entre el término, de dudosa etimología, y el árabe ibil, "camello". Es posible que Caín sea un epónimo de los ceneos, en cuyo caso Abel sería probablemente un héroe mítico de Judea.

Otra explicación es ver en el relato una de las interacciones humanas más habituales. En la tradición posterior, Abel ha pasado como el prototipo del hombre justo.

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